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15 de septiembre de 2022

Con nuevo líder, el desprestigiado Congreso peruano prepara una nueva ofensiva contra Castillo

Por Gonzalo Ruiz Tovar, desde Lima 14-09-2022 | 15:58

Los partidarios de la destitución de Castillo aún están lejos de reunir los 87 votos que necesitan para buscar su cometido / Foto: Archivo Agencia Andina.

La derecha del Perú, reunificada y con un nuevo líder en el Congreso, prepara una nueva ofensiva contra el presidente Pedro Castillo, a quien aspira a desalojar del cargo muchos antes de 2026, cuando termina su período, estimaron analistas.

“Los fraudistas (por sus denuncias nunca probadas de fraude electoral), vacadores (por sus intentos de destituir a Castillo), conservadores, militares, que han hecho en los últimos tiempos de la política un espacio para conservar la lógica cuartelera, van a terminar en la presidencia de la República si este plan se consuma”, advirtió el analista Glatzer Tuesta.

“(Esos congresistas) quieren decirnos a todos los peruanos y peruanas que el problema está únicamente en el Ejecutivo y que ellos son los salvadores de la patria”, enfatizó Tuesta, tras la elección del general en retiro del Ejército

José Williams como nuevo presidente del Legislativo

.

En su condición de titular del Congreso, Williams se colocó en línea sucesoria para la jefatura del Estado en caso de que prosperen las acciones contra Castillo. Solo quedaría en el camino la vicepresidenta Dina Boluarte, pero portavoces de la oposición ya han señalado como objetivo desalojarla también a ella.

El general de 70 años, visto por muchos como héroe militar desde que en 1997 lideró la cinematográfica recuperación de la embajada japonesa en Lima, tomada por un comando de la guerrilla MRTA con 72 rehenes, fue elegido presidente del Congreso el lunes, tras la destitución de su antecesora, Lady Camones.

El general de 70 años fue elegido presidente del Congreso el lunes, tras la destitución de su antecesora, Lady Camones / Foto: TW.

“(Williams) es la persona que muchos (en la derecha) estaban buscando”, dijo el analista Marco Sifuentes. Se trata, resaltó, de un “opositor radical”, que ni siquiera guarda, como Camones, “ciertas formas”.

Además, goza de prestigio en un país que admira a los militares por la lucha que libraron contra Sendero Luminoso y el MRTA.

Miembro del partido Avanza País, uno de los tres de la llamada “derecha dura”, Williams se impuso en la segunda vuelta a Luis Aragón, del partido de centroderecha Acción Popular, quien trataba de congregar a los gobiernistas y a los opositores más moderados.

La elección extraordinaria se hizo necesaria después de que

Camones fuera destituida por sus colegas

al hacerse públicos unos audios en los que sumisamente recibía órdenes del jefe de su partido Alianza Para el Progreso, César Acuña, que fundamentalmente apuntaban a favorecer en las elecciones regionales a ese colectivo de centroderecha.

“El golpe se le regresó a Castillo”, planteó Sifuentes, quien, como muchos observadores, sospecha que el Gobierno tuvo que ver con la caída de Camones y ahora quedó enfrentado por paradoja a un escenario más complicado.

Según la alerta de Tuesta, si Williams subiera a la presidencia de la República, la primera vicepresidenta del Congreso, Martha Moyano, una radical de la derecha, quedaría al mando del Legislativo, para formar un tándem que en opinión del analista iría contra la democracia.

“Los fraudistas, vacadores, conservadores, militares, que han hecho en los últimos tiempos de la política un espacio para conservar la lógica cuartelera, van a terminar en la presidencia de la República si este plan se consuma”Glatzer Tuesta

Pero el asunto no es tan sencillo. Una analista crítica con Castillo, Rosa María Palacios, resaltó que los partidarios de la destitución del mandatario aún están lejos de reunir los 87 votos (de 130) que necesitan para buscar su cometido, y la propia elección de Williams lo demostró.

“El ‘bloque democrático’, que no es muy democrático como se hace llamar, no tiene 87 votos ni de causalidad. Está lejísimos. Camones obtuvo 73 cuando fue elegida. Los 67 votos (de Williams) están muy lejos de los 87 que pretenden usar para vacar al presidente”, señaló Palacios.

Aunque no es el más beligerante opositor, Williams tiene una línea ideológica que, entre otras cosas, lo llevó a firmar comunicados con el partido ultraderechista español Vox.

Militar de línea dura, en su trayectoria fue sospechoso de casos de violaciones de derechos humanos, incluida una masacre, pero no se le procesó por alegada falta de pruebas.



Castillo, apenas se enteró de la elección, le propuso a Williams reunirse en Palacio de Gobierno. El parlamentario le aceptó, pero condicionó a que sea en el Congreso y con presencia de otros legisladores.


Un tercer intento para desalojar a Castillo

Los partidos de derecha “dura” han tenido discrepancias internas de orden estratégico, sobre todo entre el fujimorista Fuerza Popular y el ultraconservador Renovación Popular, pero se mostraron unidos en torno a Williams. En cambio, en la otra vereda, el expartido de Castillo, Perú Libre, se ve cada más alejado de sus antiguos aliados.

En ese marco, los congresistas estudian un tercer intento de vacar a Castillo, impulsado esta vez por un parlamentario de centro que antes había estado lejos de esas jugadas pero que ahora también maneja un discurso radical: Edward Málaga.

Según Málaga, la moción ya está cerca de los 87 votos, pero otros parlamentarios, incluso de la oposición radical, no comparten esas cuentas.

Por lo pronto, en la Comisión de Constitución se estudia un proyecto de ley que planea bajar el número de votos necesarios de 87 a 78, aunque se ve simultáneamente otro que aspira subirlos a 104.

La Comisión de Constitución, presidida por el fujimorista Hernando Guerra García, también comenzó esta semana a debatir con marcado desgano sendos proyectos presentados por Digna Calle (centroderecha) y Susel Paredes (centro) para anticipar las elecciones generales.

Esos proyectos son resistidos por la gran mayoría de los parlamentarios, que pueden discrepar sobre si destituyen o no a Castillo, pero se muestran unidos para sostener que ellos sí deben seguir hasta 2026.

Castillo, apenas se enteró de la elección, le propuso a Williams reunirse en Palacio de Gobierno / Foto: TW.


La impopularidad del actual Congreso no tiene precedentes

Según los últimos sondeos, quienes lo apoyan no pasan de 7%. Esa comparación incluso termina por hacer ver grande el apoyo a Castillo, que supera el 25% en medio de los errores que se le enrostran y de las seis investigaciones en su contra por presunta corrupción.

Para el psicólogo social Hernán Chaparro, Castillo no cae más porque muchos interpretan que es víctima de una ofensiva de los “poderosos”: los políticos, los congresistas, los ricos, los empresarios, los limeños.

Además, agrega, esa dinámica lleva al presidente al terreno en que se siente más cómodo: la confrontación.

En una encuesta de este mes de la firma CPI, un 33,4% se dijo partidario de que Castillo permanezca en el cargo hasta 2026, mientras que solo un 14,8% apoyó que el Congreso lo destituya. Un 33,2% consideró que lo ideal es que el presidente renuncie, mientras que un 14,4% planteó que sea “el pueblo” el que se levante y lo saque.
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