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1 de agosto de 2022

Cómo trabaja el Grupo Especial de Rescate, los bomberos que intervienen en situaciones extremas

Por María Clara Olmos 31-07-2022 | 15:03

Los integrantes del GER definieron las tareas como rigurosas, exigidas y de un profundo compromiso. Foto: Florencia Downes


Riguroso, exigido y de un profundo compromiso es como definieron su trabajo los integrantes del Grupo Especial de Rescate (GER), la brigada de bomberos que interviene en el salvamento de personas atrapadas en incendios en altura, derrumbes o estructuras colapsadas, intentos de suicidio o rescates subacuáticos, entre otras situaciones no convencionales que requieren de sus conocimientos específicos.

Esta brigada, comandada por Flavio Chiappetta, forma parte del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de Buenos Aires, jurisdicción que se divide en los destacamentos de Caballito y Saavedra, y coopera además con el Gobierno Nacional, el provincial, los municipios y la Justicia en caso de ser solicitado.

"Nosotros tenemos un laburo adicional al bombero de estación ya que cuando todos los recursos se agotan, es cuando entra el GER", aseguró Rodolfo Goy (43), subcomandante y jefe de la sede Caballito, durante una visita de esta agencia en el destacamento.

Protegidos con los overoles naranjas -color internacionalmente asociado al rescate- o con los equipos azules tradicionales dependiendo el caso, son ellos quienes intervienen para rescatar víctimas en incendios de un tercer piso en adelante o en geriátricos, escuelas, shoppings u hospitales, o entre los escombros de sitios derrumbados, estructuras colapsadas o vehículos caídos al agua.

Protegidos con los overoles naranjas son ellos quienes intervienen para rescatar víctimas en incendios de un tercer piso. Foto: Florencia Downes

Cuando alguien amenaza con tirarse al vacío desde un plano elevado, también acude el GER para intentar disuadir a la persona y distraerla, para luego arrojársele encima con una maniobra de rapel desde un plano superior, y así evitar que se tire.

"Quizás es medio frenético, pero siempre tratamos de ser lo más extremo posible y nos entrenamos para lo peor, para que no nos sorprenda si un día eso sucede", explicó el jefe de destacamento, quien ya lleva 23 años en la profesión.

Es que, a principios de la década del 80, el GER fue creado justamente a partir de una serie de siniestros que excedían las tareas y conocimientos de los bomberos comunes.

Desde entonces, lograron egresar del curso de ingreso y ser parte de este grupo especializado 292 operadores y actualmente lo conforman alrededor de 60 bomberos, con una edad promedio de 25 años.

"Tenemos que hacer un curso específico de 40 días seguidos donde hay una primera etapa de evaluación, con una parte física (que consta de una maratón de 35 kilómetros) y una de natación (de 4 kilómetros por el Río de la Plata)", señaló Goy.

La brigada de bomberos que interviene en el salvamento de personas atrapadas en incendios en altura. Foto: Florencia Downes

Una vez que superan ese examen, inician un curso específico, diferente al resto de los bomberos, que finaliza con las "pruebas de valor", como practicar un rescate descendiendo de una tirolesa colgada en el puente de La Boca.

En diálogo con Télam, los bomberos del GER coincidieron en que el valor, la confianza y la vocación de ayudar a un otro son el motor fundamental del trabajo de este grupo del que poco se conoce fuera del mundo bomberil.

"Cuando tenemos que rescatar a una persona pero no hay una columna donde atarnos, saltamos al vacío y nuestro anclaje es un compañero: vos saltas a la nada y sabes que quien te va a bancar es tu compañero arriba", describió Goy y aseguró: "Ese nivel de confianza solo se logra entrenando".

Al igual que otros destacamentos, realizan guardias de 24x48 (trabajan un día y descansan dos), en las que tienen una estricta rutina de doble turno de gimnasia, instrucción y prácticas de distintas maniobras y técnicas.

Esta brigada forma parte del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de Buenos Aires. Foto: Florencia Downes

Durante los entrenamientos en el destacamento de Riglos 959, el objetivo es ejercitarse para "llegar a nuestro límite físico y ahí tener que resolver un rescate de vida o muerte", expresó el bombero.

Fueron ellos quienes ingresaron el 23 de junio pasado al

incendio del departamento de Ecuador al 1000

, en el barrio porteño de Recoleta, al ser solicitados para el rescate de las víctimas atrapadas.

"Con el incendio todavía en desarrollo y sin esperar la línea de agua, entramos a salvar a tres chiquitos que estaban en el balcón", contó el subteniente Alexis Velay (26), uno de los bomberos que estaba de guardia esa mañana.

"Te metes en un horno, literalmente, y al estar todo negro por el humo, los reconocimientos (de víctimas y del espacio) son a ciegas. Entramos semi agazapados, siguiendo con la palma de la mano las paredes (del primer ambiente al que ingresan)" para intentar llegar a donde estén las víctimas, describió Velay, quien rescató a tres de los hijos de la familia Jabbaz que se encontraban en el balcón.

Lo ideal, aseguró, es tratar de bajar las calorías y temperaturas del ambiente y evaluar "la mejor forma" para extraer a la víctima, ya que no las pueden retirar "por cualquier lado porque nos podemos terminar perdiendo (por la baja visibilidad) o la puedo quemar".

Cuando alguien amenaza con tirarse al vacío desde un plano elevado, también acude el GER. Foto: Florencia Downes

Sin embargo, ese día, demorar "un minuto más era complicarles las vías respiratorias" y lo que había para apagar "no era un incendio convencional, era el infierno mismo y con fuego vivo, no es que estaba en fase latente".

"Se atacó un poco el comedor, les pedí (a los niños) que se agarren las manos y cruzamos", relató el bombero, que los acompañó luego hasta que quedaran en manos del SAME, para luego seguir con las demás tareas.

"Es durísimo, en el momento seguimos pero cuando termina la intervención caemos en lo que sucedió", aseguraron ambos y destacaron la ayuda de "un cuerpo de psicólogos que nos acompañan en situaciones muy fuertes".

A lo largo de los años, el GER estuvo presente en grandes incendios como el de Iron Mountain y Pigmento, en los incendios de Corrientes, cuando se quemaron las minas de Río Turbio en 2004, en Cromañón en 2003, la tragedia de Once en 2012 o el derrumbe del edificio en Rosario en 2013.

"Esta es una profesión que difícilmente se pueda sobrellevar si no hay pasión de por medio", expresó por su parte Velay y coincidió con Goy en destacar que, pese a todo, "la satisfacción cuando salvamos una vida es lo que nos mueve".
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