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23 de abril de 2022

El crimen de un crack del fútbol de los 30 vuelve para reflexionar sobre la violencia de género

Por María Alicia Alvado 22-04-2022 | 15:48

Damián Galateo, de 42 años, cineasta, guionista y productor.

Como responsable de una situación de violencia familiar tensada al punto que solo podía terminar en tragedia -ya sea femicidio, parricidio o filicidio- es la manera que el cineasta Damián Galateo elige retratar en "Terror Familiar" a su abuelo Alberto, un crack del fútbol argentino de los años 30 que terminó asesinado por uno de sus hijos para evitar que matara a la madre.

Este docuficción que se estrena este viernes en el Bafici y podrá verse también el 25 y 29 de abril, tiene la particularidad de incorporar elementos propios del cine de terror a un relato que busca tanto concientizar sobre la violencia de género como mostrar que es posible construir vínculos familiares sanos aún para quienes tuvieron ancestros violentos.

"El mundo está lleno de terror y no hay que irse muy lejos para encontrarlo porque el monstruo en sí somos nosotros mismos"Damián Galateo

"En el cine, siempre el terror es algo que viene de afuera; mientras que en la vida real el verdadero terror es un padre violento, un abusador. El mundo está lleno de terror y no hay que irse muy lejos para encontrarlo porque el monstruo en sí somos nosotros mismos", dijo en diálogo con Télam Damián Galateo, de 42 años, que también es guionista y productor.

Hijo de inmigrantes italianos, Alberto Luis Galateo (1912-1961) fue un futbolista profesional que jugó entre 1935 y 1939 en Huracán, Chacarita y Racing, pero quizás el punto más alto de su carrera fue su participación en el Mundial de 1934, donde le hizo un gol a Suecia.

Este docuficción se estrena este viernes en el Bafici y podrá verse también el 25 y 29 de abril.

Pero ese "monstruo" en la cancha era también un "monstruo" en otro sentido, un hombre que habitualmente llegaba borracho a casa y les propinaba fuertes palizas a su esposa y tres hijos. La que se llevaba la peor parte era su mujer, Fortunata "Tuna" Bongionvanni, a quien le provocó la pérdida de su ojo izquierdo.

En tiempos de dictadura en que no existía el divorcio vincular, las mujeres estaban recluidas al espacio doméstico y reinaba el "no te metás", la salida a esta encerrona provino del lugar menos pensado: con tres tiros el hijo mayor -que entonces tenía 21 años- terminó con la vida de su padre de 49.

"Cuando tenía 12 años murió mi abuela. Unos días después, me contaron la historia de mi abuelo", dice al inicio de su película Damián Galateo, hijo de Luis Alberto, el más chico de los hijos "El flaco", el goleador que murió a manos de su primogénito, "Yiyi". Desde entonces, "no dejo de pensar en lo ocurrido aquel domingo de 1961", relata en otro tramo.

Una de las cosas que lo "obsesionan" es imaginar "cómo habrá sido para ellos afrontar esa situación de violencia familiar en un mundo tan cerrado y odiar tanto a aquella persona que te dio la vida".

"Es que con mis padres, hermanos, sobrinos tenemos una familia muy distinta, y realmente juntarme los domingos con ellos es algo esperado. Yo los habría elegido, si hubiera tenido la posibilidad", contó Damián a Télam.

El film tiene la particularidad de incorporar elementos propios del cine de terror al relato.

De hecho, la película mecha en varios puntos el relato histórico con otro "hoy familiar" de risas, complicidades y calidad de tiempo compartido; y aceptaron dar testimonio para este proyecto el padre, la madre y los hermanos de Damián, pero también la otra hija de "El Flaco" Galateo -su tía Susana-, sus primos y sobrinos. "Yiyi", en cambio, se negó a participar por razones atendibles, y falleció el año pasado, en pleno proceso.

No obstante, Damián explicó que no hizo esta película con una finalidad "terapéutica" o de "autoayuda" que algunos le han atribuido -"porque no creo eso de que el arte te hace mejor persona"- ni se reconoce en quienes consideran "valiente" su decisión de llevar al cine esta tragedia.

"Lo hago por temor, porque me cuesta mucho enfrentar la idea de la muerte, de la violencia y por eso intento meterle ficción, color, sonido para volverla más soportable", contó.

"Mi película también busca romper con la idea de que de familias violentas, salen familias violentas. No es cierto o, por lo menos, no es mi caso y me parece re injusta esta suposición porque encima que sos víctima de la situación, parece que indefectiblemente vas a ser víctima también"

"Mi película también busca romper con la idea de que de familias violentas, salen familias violentas. No es cierto o, por lo menos, no es mi caso y me parece re injusta esta suposición porque encima que sos víctima de la situación, parece que indefectiblemente vas a ser víctima también en el futuro", dijo.

El film además enfrenta las formas contrastantes en que su mi familia "de antes" -abuelos y tíos- y "la de ahora" -hermanos, primos y sobrinos- se relacionan con la historia familiar, los primeros recurriendo al "silencio y el ocultamiento" y las nuevas generaciones apostando a "sacar todo afuera".

De hecho, en la película aparecen un sobrino de 11 años y una sobrina de 19 del director -ambos bisnietos de Alberto Luis Galateo- refiriéndose al hecho.

Hijo de inmigrantes italianos, Alberto Luis Galateo (1912-1961) fue un futbolista profesional que jugó entre 1935 y 1939 en Huracán, Chacarita y Racing.

"Me gustaría que les pasen cosas buenas, no como en el pasado. Quiero que tenga momentos felices la familia, no tan tristes....y que ningún integrante tenga que hacerle algo a otro", dice Santiago (11) con admirable claridad.

Aun a riesgo de ser considerado un "optimista ingenuo", Damián sostuvo que incluso los violentos son personas "recuperables" porque "todos podemos modificar conductas, aprender"; aunque reconoció que "en ese momento (la familia) no tenía salida" y, como dice su padre en la película, "tenía que suceder (el homicidio) y podía ser él como podría haber sido yo, tranquilamente", quien le diera muerte.

"La sociedad de esa época era más complicada y no había escapatoria. Hoy, intentaría pensar que sí, pero depende de la clase social y de las herramientas disponibles, porque es obvio que los hombres ganan más que las mujeres y, si ganás poco, tenés pocos recursos para salir", apuntó Damián.

"La sociedad de esa época era más complicada y no había escapatoria. Hoy, intentaría pensar que sí, pero depende de la clase social y de las herramientas disponibles"

Pero la película "no es solamente la historia de mi familia y de su redención, sino un intento por comprender una sociedad que por mucho tiempo inculcó los valores del más fuerte, de la violencia machista y la exaltación de la gloria personal por encima de todo", expresó.

"En lo personal, siento la necesidad de investigar el pasado familiar para que no ocurra, como decían los griegos, que un crimen aberrante genere un linaje de sufrimiento sin causa, que se extiende por varias generaciones, condenándolas a la repetición", agregó.

De hecho, su tío tuvo que purgar un mes de cárcel como parte del proceso judicial que lo llevó a la absolución por haber actuado en legítima defensa, y su incipiente carrera como futbolista, se vio truncada para siempre.

Además, sobre la abuela pesó el velado reproche de por qué no se ocupó ella de las represalias al marido golpeador, para que "no tenga que caer un hijo con la desgracia", como dice otra hija en la película.


"Por otra parte, me mueve interpelar a una sociedad que, a través de sus dispositivos de poder, ubica a las mujeres en el lugar de objeto", señaló el director.

En la película, todo esto está dicho apelando a recursos visuales, musicales y de edición propios de las cintas de terror, algo que raramente se conjuga con el cine documental.

"Esto es clave porque quería que fuera una película que no se entienda solo intelectualmente sino que produzca una reacción física, que se sienta en el cuerpo lo que yo supongo que habrá sentido esa familia. Y, de todos los géneros, el más físico es el terror", concluyó.
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