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PROVINCIALES

21 de junio de 2015

Se develó el misterio en Berrotarán: los fragmentos no eran tan extraños...

No fueron ni retazos de un satélite y ni fragmentos de un avión los que cayeron en una casa de esta localidad del departamento de Río Cuarto.


Los fragmentos de un vidrio esmerilado y grueso, que cayeron “del cielo” el miércoles a la tarde y se desparramaron en el patio de una vivienda, dispararon creativas especulaciones.

“Esto caía del cielo aquí en casa. El julepe fue grande. Señores Obama y Putin, pónganse las pilas, no se metan con Berrotarán”, disparó esa tarde en su cuenta de Facebook y en tono de broma, Miguel Coranti (42), testigo del llamativo episodio ocurrido en su jardín.

Las fotografías con los trozos de vidrio -uno con la inscripción B5 en un círculo amarillento- y el testimonio del vecino y sus familiares, de pronto se esparcieron aún más que los mismos fragmentos, por radios, diarios y canales de TV que reprodujeron el hallazgo, agregando algún condimento más con cada réplica. Llegó a medios de Alemania y Honduras. Y fue tema de debate y discusión en foros de nacionales e internacionales del mundo ovni. 

“Estaba en casa y escuché un ruido fuerte en el techo, pensé que era una pelota de las canchas de padel que están al lado, pero no, fueron varios pedacitos, seis o siete, de un vidrio macizo, de un centímetro de espesor, el ruido duró unos tres minutos”, relató Coranti con precisión, quien por las dudas, puso a resguardo a su pequeña hija y a su auto.

Las teorías, mientras tanto, se seguían acumulando. En alguna esquina se escuchó que podrían tener vinculación con un accidente de tránsito registrado exactamente a la misma hora: 17.10, a unos tres kilómetros de la vivienda ubicada sobre la ruta nacional 36, en el ingreso a la localidad. Y en otra esquina, alguien contó que le dijeron que en otra casa, habían caído “bolas como de pintura quemada”. También a la misma hora. 

Final del juego

“Hoy mi vecina me contó que sus hijos habían estado jugando con un televisor viejo. Lo tiraron para el lado de mi casa. Eso fue lo que cayó en el patio, luego de rebotar en el techo de chapa”, aclaró ayer Coranti, deteniendo de un golpe certero, el alud que se había formado.

Lo que parecía una lluvia de proyectiles procedente de algún lugar desconocido y de cientos de kilómetros de distancia, apenas si había hecho una simple parábola para cruzar la tapia. De golpe, se acabó uno de los temas que animaría la conversación en los bares y en las sobremesas el fin de semana.


 

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